Toulouse y Carcassonne en 2 días

Día 1. Toulouse, la Ciudad Rosa.

Toulouse es conocida también como la Ciudad Rosa debido al típico ladrillo rojizo usado durante siglos en la mayoría de sus construcciones (edificios, puentes...)

Mi visita a Toulouse comenzó en la Place Saint-Sermin. Aquí se encuentra la Basílica del mismo nombre (o Basílica de San Fermín), el edificio románico más amplio de Occidente y Patrimonio de la Humanidad (UNESCO). 

Me habían recomendado visitar la cripta, pero después de hacerlo me quedé tal cual. Se trata de una cripta pequeña y poco atractiva, en mi humilde opinión. Eso si, las vidrieras de esta zona de la Basílica son impresionantes. La entrada son 2,5€, por lo que si queréis comprobarlo por vosotros mismos no es una gran perdida de dinero. Aunque yo de vosotros me centraría en la Basílica en sí y me saltaría la cripta. 

Dicen que las vistas desde la torre valen la pena, pero yo no puede acceder cuando visité la ciudad. Horario de 8:30 a 18:00. Entrada gratuita. Horario cripta de 11:00 a 17:00 (Precio 2,50€).

En la misma plaza se encuentra el Musée Saint-Raymond, que es el museo de antigüedades de Toulouse, con una colección arqueológica importante de restos celtas y romanos de la ciudad. Horario de 10:00 a 18:00. Precio 4€ (niños gratis).

*Si os interesa la historia romana de Toulouse os recomiendo, si tenèis tiempo, visitar las Ruinas del Anfiteatro Romano de Toulouse, a las afueras de la ciudad. Yo es algo que me quedé con ganas de ver, pero las visitas son sólo los domingos de Mayo a Octubre de 14:00 a 18:00. De todos modos, aunque no se pueda entrar en el Anfiteatro en si, se ve perfectamente desde fuera (eso me dijeron) y podéis aprovechar para visitar los alrededores.

De aquí, bajado por Rue du Taur (Calle Toro) me dirigí hacia Place du Capitole (Plaza del Capitolio).

Sobre esta calle, cuenta la leyenda que en la época romana San Fermín, Obispo de Toulouse, paseaba tranquilamente por esta calle cuando, en la plaza del Capitolio, vio a una multitud que se disponía a sacrificar un toro en honor a los Dioses. Le invitaron a participar, y al negarse debido a sus creencias cristianas, lo ataron al toro y le hicieron correr junto a él calle arriba calle abajo hasta morir. El nombre de esta calle es en conmemoración a esta historia. Los restos del santo de encuentran en la Basílica del mismo nombre dedicada a él.

La Place du Capitol es la plaza más importante de la ciudad, donde se encuentra el Capitole, sede del Ayuntamiento y del Teatro Nacional. Entrada gratuita.

Alrededor de la plaza tenéis multitud de bares y terrazas donde tomar algo o comer. Aunque yo siempre recomiendo alejarse más de este tipo de plazas y buscar entre las calles de la ciudad lugares más auténticos... y baratos.

De aquí, paseando por las rosadas calles de la ciudad, me dirijo al Musée des Agustins (Museo de los Agustinos) en Rue de Metz 21, antiguo Convento de los Agustinos y un precioso edificio que ahora alberga el Museo de Bellas Artes de Toulouse. 

Para mi esta visita es una de las imprescindibles en Toulouse. Ademas de que el edificio en sí es espectacular y merece la pena recorrerlo tranquílamente, sobre todo el claustro, la sensación de ver exposiciones de arte en la nave central y las paredes de una iglesia es increible. Horario de 10:00 a 18:00 (miércoles hasta las 21:00). Precio 5€ (niños gratis). 

Mi siguiente parada fue la Cathedrale Saint Etienne (Place Saint Etienne), con una arquitectura peculiar, ya que se tardaron 5 siglos en terminarla (XII-XVII), y se pueden apreciar las diferentes etapas arquitectónicas por las que pasó. 

Destacan sus vidrieras, su rosetón, su órgano colgado a 17m de altura y sus 17 capillas. Horario de 8:00 a 19:00. Entrada gratuita.

Paseé un rato, disfrutando de los muchos edificios medievales con fachadas de entramados de madera que tiene la ciudad, Entré en alguno de los patios que me habían recomendado, como el del Hotel d´Astorg et Saint Germain, en Rue des Changes 16, o el del Hotel d´Assezat (Fundación Bemberg), en Place d'Assezat, un espectacular palacete renacentista del s. XVI. 

Mi siguiente visita, antes de comer,fue la Basilique Notre-Dame de la Dourade (Place de la Dourade 1). A orillas del rio Garona y construida sobre un templo pagano de paredes de pan de oro y hoy cubiertas por pequeños mosaicos, alberga la Virgen Negra, protectora de la ciudad y vestida por grandes costureros. Es la Virgen más querída de los tolosanos y, en mi opinión, lo único que vale la pena visitar del interior de la basílica. En defensa del edificio diré que me lo encontré en obras y, aunque estaba permitida la entrada, no estaba en su mejor momento. Horario de 14:00 a 18:00. Entrada Gratuita.

Después de callejear, intentando dar con algún restaurante que me llamase la atención, decidí entrar en L'Angelus, en Rue Jean Suau 11, una de las callejuelas a espaldas de Notre-Dame de la Dourade, y acerté totalmente. No es un sitio de los baratos, pero me quise dar un capricho y comerme un muslo de pato a la naranja y una tarta de de cacahueles de postre con una copita de vino de la región y un café por 20€

Además las chicas que regentan el restaurante hablan algo de español y fueron super amables conmigo. Por cierto, como en el resto de Francia, la botella de agua gratuita en cada comida está asegurada.

Nada más cruzar el Pont Neuf, el puente más famoso de la ciudad y el más antiguo después del Pont de Tounis, me encuentré con Le Chateau d´Eau (Place Laganne 1), una antigua cerca que suministraba agua a las fuentes y pilones de la ciudad. 

Actualmente alberga la Galería de Fotografía más antigua y visitada de Europa, con exposiciones sobre el pasado y el presente de la fotografía. Los mejores fotógrafos del mundo han expuesto aquí. Parada indispensable para los amantes de la fotografía, ya que además de disfrutar de alguna de sus exposiciones, el edificio en si por dentro es muy curioso. Horario de Martes a Domingo de 13:00 a 19:00. Precio 4€ (niños gratis).

De aquí, pasando por el precioso edificio del Hospital Universitario, me dirigí al Pont Saint-Pierre, famoso por su pasarela metálica y sus ornamentadas farolas que parecen sacadas de otra época. La Place Saint Pierre es una de las plazas con más vida de la ciudad, perfecta para tomar un café tranquilamente o ver el atardecer desde las escaleras que dan al rio, cosa que hice al final del día.

Muy cerquita, se encuentra l´Ensemble Conventu des Jacobins (Convento de los Jacobinos), en Place des Jacobins 1, fundado por los frailes Dominicos en los siglos XIII-XIV. Su iglesia y su claustro son dignos de visitar, aunque si habéis entrado al Museé des Agustins, os aconsejo que en esta ocasión veais sólo la iglesia, ya que los claustros son muy parecidos y, en mi opinión, el de los Agustinos es más especial.

 Esta construcción gótica es famosa por su arquitectura en ladrillo rojo y por su bóveda estrellada, apodada La Palmera, que impresiona a simple vista. El espacio interior y las vidrieras son espectaculares. Horario de 10:00 a 18:00. Entrada gratuita. Al claustro 4€ (niños gratis).

Al lado, encontramos el Hotel de Bernuy (Rue Léon Gambetta 1), cuyo antiguo patio con entramados de madera es digno de visitar. No hace falta alojarse en el para visitarlo. Cuando fui yo estaba en obras y no pude verlo, pero me han dicho que es curioso de ver. 

Volviendo sobre mis pasos, a orillas del Garona, fui hacia los Moulins du Bazacle (Quai Saint.Pierre 11), actual espacio industrial que Alberga la Central Hidroeléctrica EDF. Antiguamente en el vado se construyó una calzada para suministrar agua a los molinos instalados en 1190 y activos hasta 1888. Actualmente este espacio también es utilizado para acoger exposiciones artísticas. Se puede visitar parte del edificio, donde todavía pueden verse resquicios de la antigua alberca. Curioso pero no imprescindible. Entrada Gratuita al edificio.

Bordeando el Canal du Midi, llego al Pont des Catalans, construido en el ladrillo rojo tan típico de la ciudad, y cuyo nombre se debe a la amistad histórica entre las regiones de Cataluña y Occitania.

Y de aquí al Jardin Japonais (Jardin Compans Caffarelli, Boulevard Lascrosses), en el antiguo Parque Botánico de la ciudad de 7 hectáreas. Un precioso jardín fácil de recorrer, y donde además de realizarse actividades para niños, puedes hacerte las fotos más exóticas de tu viaje a Toulouse.

Antes de atardecer, regresé a la Place Saint Pierre para verlo desde sus escaleras, con el puente de fondo y viendo como el cielo y las aguas del Garona se vuelven del mismo color que el resto de la ciudad: rosa. 

Después paseé un rato por las calles ya iluminadas de la ciudad para disfrutas de la tranquilidad del final de la tarde, y también aproveché para probar las famosas violetas de Toulouse, pequeños pétalos de violeta caramelizados y crujientes que están de vicio. Por toda la ciudad podéis encontrar tiendas de dulces hechos con violeta, así como caramelos, pastas o infusiones.

Para cenar me dirigí a uno de los restaurantes del Boulevard de Strasbourg, zona de moda de Toulouse con muchísimos establecimientos de todo tipo de comida. Yo elegi el restaurante Carpaccio, en el número 29 de la calle, donde cené una pizza por 10 euros con una copa de vino blanco. 

Como curiosidad, antes de regresar al hotel pasé por Rue des 7 troubadours, donde trabajaba de planchadora la madre de Carlos Gardel, tolosano de nacimiento, cuyo nombre real era Charles Romuald Gardis y que años después emigraría a Sudamérica.

Y como informacion adicional sobre más visitas recomendables en Toulouse, tenéis la Cité de l´Espace, un parque temático espacial con replica de naves, estaciones espaciales como la MIR, y diversas proyecciones interesantes sobre el mundo del Espacio, y el Chateau de Pibrac, un castillo renacentista del s. XVI muy bien conservado con un precioso jardín convertido en parque (en el municipio cercano a Toulouse del mismo nombre).

Día 2. Carcassonne y la Ciudadela Fortificada.

Comencé el día madrugando mucho para coger el tren de las 6:45 a Carcassone desde la Estación Central de Toulouse Matabiau. El tren tarda una hora apróximadamente, pero como no sabía cuanto me iba a llevar visitar Carcassonne y lo quería hacer con calma decidí madrugar. Finalmente ese tren había sido cancelado y pusieron en su lugar un bus que salió a las 7:30 y tardó 2 horas y media en llegar... Por lo que aproveché para desayunar algo.

Al llegar, desde el puente de la estación hay unas preciosas vistas del Canal du Midi (Patrimonio de la Humanidad UNESCO).

Bajando por el Boulevard Jean Jaurès, me dirigí hacia el Pont Vieux, que forma parte del Camino de Santiago que transcurre por el sur de Francia, y que es el famoso puente que aparece en casi todas las postales de Carcassonne.

Antes de cruzar el puente, a la entrada, se encuentra la pequeña Chapelle Notre-Dame de la Sainte, construida en primera instancia como hospital para enfermos de la peste, y que más tarde se transformaría en capilla.

Para entrar a la Palestra de la fortificación me dirigí hacia la puerta más cercana al puente, la Porte d´Aude, y que se accede desde la preciosa Iglesia San-Gimer. Esta puerta ha servido de localización para numerosas películas como Robin Hood, Los Visitantes regresan por el Túnel del Tiempo o El Imbécil (El Hombre del Caillac). Pero estaba prohibido el paso en ese momento, por lo que aproveché que no había nadie para sacar unas preciosas fotos de la fortificación desde la parte de detràs de la iglesia y curiosear un poco por esta zona. Tras visitar la ciudadela volví para grabar el final del video, ya que no encontre una localización más bonita en Carcassonne.

Bordeando la muralla, por caminitos poco accesibles, llegué a otro pequeño acceso a la Palestra poco visible a simple vista, y me metí por ahi. Existen varios accesos de este estilo a lo largo de la muralla que mucha gente utiliza para entrar.

la Palestra es el espacio o camino que existe entre las murallas (exterior e interior) de 1 km aproximadamente. Entre los dos muros vivieron los indigentes de Carcassonne durante mucho tiempo, hasta que fueron desalojados y las casas destruidas en la restauración de la ciudadela en el s.XIX. Aun se pueden apreciar los restos de estas construcciones en los muros de la muralla interior.

Tras pasear y grabar unas tomas llegué a la puerta principal de La ciudad amurallada, la Porte Narbonaisse, donde me recibió desde la fachada principal la escultura de la Dama Carcas.

Cuenta la leyenda que en tiempos  de Carlomagno, éste llegó a la ciudad para invadirla, rodeándola y dejando a los habitantes de la ciudad encerrados dentro durante años mientras resistían el asedio. Durante este tiempo el rey de la ciudad, Ballak, falleció dejando a la ciudad en una grave situación. Fue entonces cuando su esposa, la Dama Carcas, se hizo cargo de ella y de su defensa durante 5 largos años, manteniendo a las tropas de Carlomagno alejadas de sus muros. Para ello usó todo tipo de tretas tales como armar a espanta-pájaros y colocarlos por toda la muralla simulando centinelas, tener a las damas de la corte lanzando flechas todo el día por encima de los muros hacia el campamento enemigo, o incluso, en un momento desesperado, lanzó su último un cerdo alimentado con los últimos granos de cereales que les quedaba desde lo alto de la muralla para que reventara en el suelo. De este modo quería hacer ver a las tropas de Carlomagno que les quedaba comida y recursos suficientes para resistir durante años, algo que era incierto. El plan funcionó, y Carlomagno retiró sus tropas. Pero mientras se retiraban, y viendo la Dama Carcas que era el momento de firmar la paz,, mandó llamar a Carlomagno haciendo sonar las campanas de la ciudadela. Carlomagno, ya lejos no las escuchó, pero uno de sus escuderos se dirigió hacia el mientras le gritaba: “Monseigneur, Carcas te sonne” (“Mi señor, Carcas te llama”), naciendo así el nombre de Carcassonne.

Después, continué el camino de la Palestra hasta finalizarlo. Al final hay una entrada a la ciudadela que da a la zona de la basílica. Pero como yo quería entrar por la puerta principal, volví sobre mis pasos.

La ciudadela en si no es muy grande, menos de lo que pensé antes de visitarla. Se tarda muy poco en recorrer sus calles, ver los lugares de interés turístico y descubrir alguno más curioso. De hecho, a mi personalmente, me gustó más mi paseo por la zona exterior y la Palestra que el interior de los muros. Es tan turístico y está tan plagado de restaurantes y tiendas de souvenirs que en mi opinión ha perdido toda su esencia. Aun así es una experiencia agradable pasear por sus calles e imaginar como sería haber vivido en un lugar así. Incluso si dejas atrás las callejuelas más turísticas puedes descubrir rincones y accesos curiosos.

Pasé por el Musée de l´Inquisition (Rue Saint-Jean) de camino al Gran Pozo. Horario de 10:00 a 20:00. Precio 9,50€ (6,50€ niños).

El Gran Puits (El Gran Pozo) (Place du Grand Puits), es el más antiguo de los 22 pozos que abastecían la ciudadela, y que guarda otra de sus famosas leyendas.

Cuenta la historia que los Visigodos, asustados por la llegada de Atila, escondieron el tesoro del Templo de Salomón aquí. El pozo ha sido excavado en varias ocasiones en vano.

A escasos pasos me encontré con Chateau Comtal (También conocido como Palatium), un palacio fortificado dentro de la propia fortificación de la ciudadela. Fue construido por los Vizcondes de Trancavel, vasallos de los Condes de Toulouse y derrotados tras la cruzada albingense en el siglo XIII. A partir de entonces, el castillo pasó a manos de la corona francesa. 

Su horario es de 9:30 a 17:00. Precio 8.50€ (Gratuito para menores de 18 años). Me lo encontré cerrado por obras, así que sólo pude ver la zona del foso y el puente.

En la misma zona se encuentra La Basílica Saint-Nazaire (Pace Saint-Nazaire), la antigua catedral de Carcassonne construida sobre las ruinas de un antiguo templo carolingio, y el Theatre Jean Deschamps, antiguo claustro de la Basílica, en sus inicios con capacidad para 6.000 asientos de madera, y que hoy cuenta con 3.000. Horario de 8:00 a 20:00. Entrada gratuita. (Al teatro sólo se puede acceder con entrada para alguno de sus espectáculos y conciertos).

Cruzando de nuevo el Pont Vieux me dispuse a visitar la ciudad de Carcassone, dirigiéndome a la Porte des Jacobins, último vestigio de las cuatro puertas que controlaban el acceso a la Ciudadela. En su lado derecho quedan restos del antiguo muro.

Muy cerca, y antes de llegar a la Place Carnot, centro neurálgico por excelencia de Carcassonne, me encuentré con la Cathedale de Carcassone (Saint Michelle) en Rue Voltaire 52.

Alrededor de la Place Canot se encuentran algunas de las hermosas fachadas, puertas monumentales, escaleras y patios interiores de las casas señoriales de la Carcassonne del s. XVIII. 

Todas ubicadas en dos calles paralelas que se recorren en pocos minutos.

Palacio de Murat (Siglo XVIII) – Aimé Ramond, 5

Palacio de Rolland (siglo XVIII) – Aimé Ramond, 32

Casa del Senescal (siglo XIV) – Aimé Ramond, 70

Casa señorial Vines (siglo XVII) – Courtejaire, 26

Palacio Bourlat (siglo XVIII) – C/Verdun, 81

Palacio Besaucèle – Verdun, 87

Palacio Roux d’Alzonne (siglos XVI y XVIII) – Verdun, 73

Tras callejear un rato, fui hacia la Eglise Saint-Vincent, en Rue du Dr Albert Tomey 79, un precioso templo gótico, desde cuyo campanario se disfruta de unas impresionantes vistas de la ciudad. Y aunque hacía un viento imposible, fue un buen modo de terminar la visita a esta ciudad medieval.

No obstante, no podía irme de Carcassonne y Toulouse sin probar uno de los platos típicos de la zona y del que me habían hablado estupendamente: el cassoulet,un estofado de carne de pato o ganso con salchicha de Toulouse y judías blancas. Por lo que busqué un restaurante cerca de la estación de tren para comer.

El guiso esta bueno, similar a la fabada, pero algo más suave y más picante. Yo reconozco que no soy amante de este tipo de platos bastante pesados, y aunque me dejé la mitad del plato por quedar saciado en seguida me gustó bastante.

Después me dirigí directamente a la estación para volver a Toulouse, recoger la maleta en el hotel, que me quedaba en frente de la misma estación, e ir directo (en bus) al Aeropuerto.