Milán en 2 días

Rincones Secretos de la Capital de la Moda

Día 1: Centro y Barrio Navigli (Tarde)

 - Panzerotti Luini

 - San Giovanni in Conca

 - Gelato Chioccolati Italiani 

 - Via Bagnera

 - Basilica y Colonne di San Lorenzo

 - Pared de las Muñecas

 - Vivaio Riba

 - Ruinas del Anfiteatro de Milán

 - Porta Ticinese

 - Barrio Navigli

 - Vicolo dei Lavandai

 - San Cristoforo Sul Naviglio

 

 

Día 2: Centro, Castello y Brera

 - Duomo

 - Galleria Vittorio Emanuele II

 - Teatro alla Scala

 - Piazza del Mercanti

 - San Maurizio al Monasterio Maggiore

 -  Basílica de Santa María de Grazie

 - Casa degli Atellani

 - San Ambrosio y Columna del Diablo

 - Tempio della Vittoria

 - Castello Sforzesco

 - Parque Sempione

 - Cementerio Monumentale

 - Chinatown

 - Barrio de Brera

 

 

Día 3: Centro y Cuadrilátero de la Moda (Mañana)

 - Fontana de Pinocchio

 - Villa Necchi Campiglio

 - Villa Mozart

 - Palazzo Sola-Busca (Ca' de l'Oreggia)

 - Villa Invernizzi

 - Palazzo Serbelloni

 - Osario San Bernardino alle Ossa

 - Piazza Affari (Escultura LOVE)

 - Cuadrilátero de la Moda

 - Porta Venezia

 - Stazione Centrale

 

Día 1.Centro y Navigli. 

 

Llegué a Milán a las 12h, y a las 12:25h estaba cogiendo el autobús Aeropuerto de Bérgamo - Milán que me llevaba a la Estación Central (50 min. aprox.). Una vez allí, lo que tardé en llegar al hotel y comenzar el itinerario que me había preparado. 


Lo primero que hice fue dirigirme al centro, exáctamente a la Piazza del Duomo, para desde allí empezar mi ruta, parando antes en Luini (Via Santa Radegonda, 16), en uno de las calles laterales de la catedral, para comerme un par de sus famosísimos y recomendadísimos panzerotti artesanales. Normalmente hay una gran cola de gente esperando fuera, pero va bastante rápida y la recompensa realmente merece la pena. Me comí dos panzerotti clásicos de tomate y mozzarella por 2,50€ cada uno y quedé totalmente saciado. 

 

 

Disfruté unos minutos de las vistas que ofrece la Piazza del Duomo, colosalmente espectacular, mientras comía. Pero esta zona la tenía planificada para la mañana del día siguiente, por lo que me dirigí directamente hacia la Cripta de San Giovanni in Conca (Piazza Giuseppe Missori, 22) a pocos minutos andando del Duomo. 

 

 

Al llegar se pueden observar los restos que quedan de la iglesia con el mismo nombre y que fue durante los siglos V y VI uno de los edificios de culto más importantes de la ciudad. Fue demolida en el siglo XX para la construcción de la Vía Mazzini. Detrás de esta pared en ruinas, unas escaleras te invitan a entrar a su pequeña cripta. Es gratis y se ve en pocos minutos. 

 

 

Muy cerquita de la Piazza San Giorgio y su iglesia se encuentra Via Bagnera. Esta calle es conocida por ser una de las calles más estrechas de Milán. Pero existe otra historia que muchos milaneses ni conocen. 

No muy lejos de Turín, en el casco histórico, vivía y trabajaba Antonio Boggia. Este hombre, bueno en apariencia, asesinó y descuartizó a cuatro personas entre el 1849 y el 1859, ocultándonos en uno de sus almacenes de la Stretta Bagnera, como la llaman. Fue descubierto y ejecutado en la horca en el 1861. 


Recomendable comprar un genuino gelato italiano en Cioccolati Italiani por unos 3€ en Piazza San Giorgio y tomárselo en le Colonne de San Lorenzo, que fue mi siguiente destino, disfrutando de este lugar y de la vida que hay en esta zona. 

 

Llego pues a la Basílica de San Lorenzo, para ver lo más famoso de esta plaza: le Colonne di San Lorenzo, otra de las pocas ruinas Romanas que quedan en Milán. Se trata de 16 columnas de mármol del siglo II d.c. que se llevaron allí en el S. IV para la construcción de la basílica. Estaban conectadas a esta por un complejo de casas para nobles que fueron demolidas ya a principios del XX para dejar un espacio abierto entre estas y la basílica. Hoy es uno de los puntos de encuentro favoritos por los jóvenes milaneses, que se reúnen aquí para tomar el aperitivo que compran en los bares de la zona y beber. 

 

 

A escasos metros me topo con la Pared de las Muñecas (Via de Edmondo de Amicis, 2), en cuya fachada observo una malla de alambre donde cuelgan multitud de muñecas fabricadas por artistas de moda, y otras donadas por asociaciones. Se trata de una iniciativa para sensibilizas a la gente sobre la violencia de género. Quedarse delante durante unos minutos observándola es una sensación indescriptiblemente emocional.

 

 

En frente, entrando por una pequeña calle está el jardín botánico Vivaio Riva (Via Arena, 7). Fundado a finales de los años 60, en este precioso vivero de 3000 m2 se realizan eventos culturales, presentaciones de libros, fiestas y cacerías de tesoros. Estaba anocheciendo cuando yo entré, por lo que estaba iluminado. Quedé francamente impresionado por la belleza y tranquilidad del lugar. La entrada es gratuita. 

 

 

En esta zona, en Via de Amicis, también podéis encontrar lo poco que queda del antiguo Anfiteatro de Milán. Fue construido durante los siglos II y III, y al igual que muchas estructuras romanas antiguas fue utilizado como cantera para otros proyectos de construcción a partir de siglo IV. Yo no llegué a verlo, ya que sólo se puede visitar de martes a viernes. Pero me han dicho varias personas que es un lugar a tener en cuenta. 


A esta hora ya había anochecido, por lo que opte por dirigirme hacia Porta Ticinese y visitar la zona de Navigli y sus canales. La luces de toda la cuidad, incluida la navideña, ya estaban encendidas, por lo que mi paseo hacia Naviglio grande fue muy agradable a pesar del frío. 


Una vez allí paseé por el canal, visitando algunos callejones y pasajes de tiendas de decoración. La vida nocturna en esa zona de la ciudad, repleta de puestos ambulantes y terrazas es francamente espectacular. 

 

 

Parada obligada en Il Vicolo dei Lavandai (Callejón de los lavanderos) (Alzaia Naviglio Grande, 14) que se encuentra junto al naviglio entrando por una pequeña calle. Se le dio uso desde el siglo IX hasta los años 60, primero por los lavanderos (curiosamente hombres), que en el ochocientos se encargaban de lavar la ropa, y luego por las familias más humildes de la zona hasta que dejó de utilizarse. 

 

 

Me faltó por visitar una de las iglesias menos conocidas pero más bellas de Milán por su emplazamiento, al lado del canal y junto a un pequeño puente, la Iglesia de San Cristoforo sul Naviglio (Via San Cristoforo, 3). Un espléndido ejemplo de románico y gótico, construido después de la epidemia de la peste en 1399. Las vistas desde el pequeño puente frente a ella dicen que son preciosas. En mi siguiente visita a la ciudad, será visita obligada. 


Pero dado que ya era de noche y la iglesia estaba algo alejada de la zona del Naviglio donde me encontraba, decidí regresar hacia el centro de Milán para pasear por sus calles iluminadas y cenar por 12€ una deliciosa pizza italiana y un refresco en Pizzeria del Ticinese (Corso di Porta Ticinese, 65). Lugar que recomiendo por el ambiente, el trato amable del personal y la calidad de la pizza que comí.

 

 

Día 2.Centro, Zona del Castello y Brera. 


No madugué mucho y después de desayunar, sobre las 9:30 me puse en camino. 


Me dirigí en metro hacia la Piazza del Duomo para visitar en primer lugar Il Duomo. Esperé una pequeña cola para sacar la entrada básica de 3€ (sin acceso a la azotea ni al museo, ya que para esto hay que comprarlas con antelación). 

 

 

Tras visitarla, disfruté de nuevo unos instantes de la vida y las vistas de la plaza: el Monumento a Vittorio Emanuele II, la fachada de la Galleria con el mismo nombre, el Palazzo Reale y del Duomo


En la misma plaza se alza el Centro Comercial La Rinascente de siete plantas. En la última hay un mirador (gratuito sólo para entrar y hacerse la foto de rigor) con bonitas vistas al Duomo. 


Atravesé la lujosa Galleria Vittorio Emanuele II, conocida como “El Salón de Milán”, y además de maravillarme con sus lujosas y famosa tiendas, encontré en el suelo de la galería los escudos que representan las cuatro capitales de Italia: la cruz roja de Milán ,la Loba de Roma, el Lirio de Florencia y el Toro de Turín, que según la tradición tienes que pisar con el talón los genitales del toro, y dar tres vueltas sobre ti mismo sin levantar el pie y mientras piensas un deseo. Así se te cumplirá y volverás a Milán. Yo tuve la suerte de poder ver el gigantesco árbol de Navidad de Swarovsky que colocan para estas fiestas que es francamente espectacular. 


Saliendo de la galería me topé con la Piazza della Scala, donde se encuentran el Monumento a Leonardo Da Vinci, y las fachadas del Museo de Leonardo, La Galleria d’Italia y el Teatro alla Scala, uno de los Palacios de la Ópera más famosa del Mundo. 

 

 

De aquí, bajando por Vía Santa Margherita llegué a la Piazza del Mercanti, una preciosa y pequeña plaza con las fachadas del Palazzo della Ragione y la Loggia degli Osii

 

 

A pocos pasos, ya en Corso Magenta 15, entré gratis en la que para mí es la iglesia más bonita de Milán: San Maurizio al Monastero Maggiore. Dentro de la iglesia las paredes se encuentran cubiertas por preciosos frescos del siglo XVI perfectamente conservados. Y avanzando a través de la iglesia se descubre el mayor de sus secretos. Está dividida en dos por medio de un muro central; en la zona de la entrada se situaban los ciudadanos que asistían a la misa, mientras que en la parte interior se colocaban las monjas. En esta última zona se puede ver un precioso órgano de 1554 que aún funciona. 


Continuando por Corso Magenta me dirigí hacia la Basílica de Santa María de Grazie y el pequeño museo donde se encuentra la obra de “La Última Cena”. Dado que yo personalmente no estaba muy interesado en pagar 10 euros para ver una sola obra, preferí gastármelos visitando, en frente de la Basílica, la Casa degli Atellani, conocida como Los Viñedos de Leonardo (Corso Magenta, 65) y que era la propiedad de Leonardo Da Vinci (12€ entrada+audioguía).

 

 

Los Atellani eran una familia, cortesana de los Sforza, a los que Ludovico Sforza, duque de Milán, les regaló dos casas con el sueño de construir un barrio residencial donde se podrían establecer sus más fieles seguidores, incluyendo a la familia Atellani y, por supuesto, al mismo Leonardo. 

 

 

La Casa degli Atellani es uno de los pocos vestigios que quedan de este sueño. El mismo duque regaló a Leonardo en 1498 un viñedo, el cual ubicó en su jardín, llamándole “viñedo de San Vitoree”. Hoy se conserva intacto manteniéndose la vid original. A mí particularmente esta visita me gustó mucho.

 

 

Una vez finalizada la visita proseguí mi camino a la Piazza Sant’Ambrogio donde, en la fachada lateral de la Basílica de San Ambrosio se esconde otra de las curiosidades de la ciudad: La Columna del Diablo

Esta una columna de estilo romano es parte de una de las leyendas más antiguas de Milán. Cuenta la historia que San Ambrosio, siendo Obispo, paseaba por el jardín de la Basílica cuando de 

repente se le apareció el diablo. El Obispo y el Diablo comenzaron una pelea, y en un descuido de este último, Ambrosio le dio tal patada en el trasero incrustándolo en la columna y dejando los dos agujeros de los cuernos como recuerdo de la batalla. 


Detrás de la Basílica se encuentra se encuentra el Sacrario dei Caduti y su Tempio della Vittoria. En las paredes de la cripta de su monumento central pueden leerse los nombres de diez mil caídos. 


Dejando atrás ya esta zona me dirigí hacia la zona del Castello Sforzesco, haciendo antes una parada en la entrada del Castello para comerme por 5 euros un delicioso bocadillo y un refresco en un curioso kiosco llamado Dal Politico, famoso por sus bocadillos con nombres de políticos italianos. 


La entrada al castillo es gratuita. Fue construido en 1368 como una fortaleza; más tarde se lo reformó para que fuera el palacio en el que habitara el duque de Milán. Durante la revolución y la fundación de la República Ambrosiana, este castillo fue prácticamente destruido. Más tarde, la familia Sforza lo reformó y su principal figura, el duque de Sforza, conocido como el Moro, fue el encargado de darle popularidad. Allí se reunían cada semana las personas más ilustres de la corte en magníficas fiestas y galas; de las que participaban incluso artistas de renombre como Leonardo da Vinci e importantes músicos de la época, que componían y tocaban piezas para la corte italiana. 


La visita merece la pena y es gratuita. Además que tras cruzarlo llegué a mi siguiente parada: el Parque Sempione donde pude ver sus lugares más importantes y conocidos: 


La Piazza del Cannone y el Acuario Civico, construido para la Exposición Nacional de 1906. El acuario cuenta con 36 tanques en los que se pueden encontrar más de 100 especies diferentes. 


El Estadio Arena Civica, un impresionante anfiteatro en el que en la actualidad se celebran pruebas de atletismo y algunos conciertos inaugurado en 1806 con la presencia de Napoleón. 


La Trienale de Milano, cuya Fundación Trienal promueve el desarrollo de las artes y la arquitectura italiana de vanguardia.


Y la Torre Branca y su observatorio de cristal donde se puede ver toda la ciudad desde las alturas. 


Saliendo del parque se encuentra el Arco della Pace, monumento que aunque comenzó a construirse en 1807 para conmemorar las victorias de Napoleón, la construcción fue interrumpida y retomada en 1826 para celebrar la paz de 1815. 


Dejando atrás el parque, visité antes que anocheciera del todo el Cementerio Monumental de Milán, que destaca por el gran número de tumbas de alto nivel artístico que posee. Más que un cementerio, se trata de un museo al aire libre que muestra impresionantes obras realizadas desde el siglo XIX hasta la actualidad. La entrada es gratuita.

 

 

El Cementerio Monumental, con un terreno de más de 250.000 m2, fue construido en 1866 para unificar los pequeños e insalubres cementerios que se encontraban distribuidos por la ciudad. Contiene una amplia gama de esculturas italianas, templos griegos, obeliscos, e incluso una versión a pequeña escala de la Columna de Trajano. En la entrada principal se encuentra una especie de “salón de la fama” en el que se ubican las tumbas de algunos de los ciudadanos más importantes del país. Entre las tumbas más llamativas se encuentran una especie de torre blanca en la que se encuentra esculpida la vida de Jesús, perteneciente a la familia Bernocchi, una curiosa pirámide perteneciente a la familia Bruni, y varias esculturas en representación de la Última Cena, de la familia Campari. Al tratarse de un cementerio tan especial, no es ninguna sorpresa que posea una sección en la que se encuentran las tumbas de los judíos y otros ciudadanos que no pertenecieron al catolicismo. 

 

 

Como curiosidad adicional, a la izquierda de la entrada principal se puede ver una exposición de fotografías que exponen el desarrollo histórico del cementerio. Al final de la exposición se encuentran dos coches fúnebres eléctricos construidos en 1920.

 

 

 

Una vez terminada la visita me dirigí , pasando por el Chinatown milanés, a tomar algo y cenar al barrio de Brera, también conocido por ser el barrio de los artistas en Milán, cuyas calles, cafeterías y plazas tienen un aire más alternativo, moderno y decadente. De este barrio destacar el Orto Botánico di Brera y su Pinacoteca (Via Brera, 28). 


Este barrio es el lugar perfecto para tomar un típiquisimo aperitivo milanés, en el que por 8-10 euros puedes tomar una bebida y toda la comida que puedas comer de entre la gran variedad de platos del buffet que ponen en barra (muchos de ellos tradicionales italianos). 


Tras tomarme un delicioso chocolate caliente en Botega Caffe (Corso Garibaldi, 12) por 3€, tomar el aperitivo e hincharme de pizza en Princi (Via Ponte Vetero, 10) por 8€, pasear un rato más por Brera y su calles iluminadas, y tomarme una copa en uno de los muchos y originales locales que pude encontrar, me dirigí hacia la zona del Duomo de nuevo para pasear un rato más y coger el metro para volver al hotel. 

 

 

Día 3.Centro y Cuadrilátero de la Moda. 


El último día decidí madrugar un poco para tomármelo con más calma, puesto que tenía hasta las 14h para ver todo aquello que me había dejado por el camino. 


Me dirigí andando, ya que se encontraba cerca de mi hotel, hacia Milano Dateo para visitar La Fontana a Pinocchio (Corso Indipendenza), una fuente en honor al personaje literario en la que aparece Pinocho siendo un niño de carne y hueso. 

 

 

En esta zona, en Via Fratelli Bronzetti 16, está el outlet de moda Il Salvagente (Traducción: El Salva gente… nombre curioso). Tienen ropa de diseñadores y marcas como Cavalli o Chloé entre otros. La mayoría de prendas tienen sobre el 60% de descuento. Si queréis ropa de firma a buenos precios, os sugiero que hagáis una visita a esta tienda. 


Cruzando la Piazza Risorgimento, a pocos pasos llegué a Via Mozart, donde en el número 14 encontré la Villa Necchi Campiglio, una de las casas museo de Milán (Yo no entré pero se puede visitar pagando entrada). En frente, se encuentra Villa Mozart, cuya fachada está totalmente cubierta de musgo, enredaderas y otros tipos de vegetación. 


A pocos metros en Via Gabrio Serbelloni 10, me topé con el Palazzo Sola-Busca, donde encontré otra de las curiosidades de Milán: el Ca 'de l'Oreggia: una oreja de 70 cm alto fabricada en bronce que fue instalada a mediados de los años veinte con la función de intercomunicación. Un tubo une la estatua con la oficina del encargado de la casa, y así los visitantes podían anunciar su llegada. 


A escasos metros en Via Cappuccini, 7, descubrí Villa Invernizzi, un precioso jardín secreto, ejemplo del Art Nouveau, donde habitan en libertad grupos de flamencos. No se puede entrar, pero si pasáis por delante podéis echarle un vistazo desde la verja. Se ven perfectamente el jardín y los flamencos. 


En esa misma manzana, en Corso Venezia, 16, está una de las mayores joyas de Milán: el Palazzo Serbelloni, que rara vez está abierta al público, pero que en ocasiones se realizan visitas privadas por unos 15€ (mirad de vez en cuando por si cuadra con las fechas de vuestro viaje). 


Y de aquí me dirigí, ya en metro, al Santuario de San Bernardino alle Ossa (Verziere, 2), una de las visitas que más esperaba y que no me decepcionó en absoluto. La entrada es gratuita. 

 

 

El origen de esta Iglesia se remonta al 1115, cuando un hospital y un cementerio fueron construidos en frente de la Iglesia de San Esteban. En 1210, cuando el cementerio se quedó sin espacio, construyeron una habitación para depositar huesos, ese lugar se convirtió en osario y en 1269 se construyó esta pequeña Iglesia pegada al osario. 

En la primera restauración, en el año 1679, se cambió la fachada y se incorporó el osario a la Iglesia y se decoró con los mismos huesos que contenía, utilizando solo las tibias y las calaveras de los esqueletos. En 1712 un incendio destruye la Iglesia y es reconstruida de un tamaño mayor teniendo en cuenta la popularidad del osario. En ese momento se la nombró Iglesia de San Bernardino de Sienna, popularmente conocida como “alle Ossa”, o “de los huesos”. 


Dirigiéndome hacia la plaza del Duomo y porteriormente cruzando la Biblioteca Ambrosiana llegué a la Piazza Affari, donde se encuentra el Palazzo Mezzanotte (o Bolsa de Milán). En la plaza hay una de las esculturas más controvertidas y curiosas de la ciudad, la escultura “LOVE” de Maurizzio Catelan. 

Esta polémica obra se colocó en 2010 para estar expuesta los siguientes 40 años. La mano, que realiza el saludo nazi con los dedos cortados a excepción del dedo corazón, hace alusión al famoso gesto obsceno como rechazo a los horrores y los errores del pasado siglo. También es muy significativo que se colocase frente a La Bolsa en plena crisis económica. 


Y de aquí me dispuse a disfrutar del Cuadrilatero de la Moda y sus lujosos escaparates de las firmas más importantes de la industria de la Moda. Está entre Via Napoleone, Via Alessandro Manzoni, Via della Spiga y Corso Venezia


Para finalizar, y como me pillaba de camino de vuelta al hotel, hice una breve visita al Parque Pubblici Indro Montanelli (Bastioni di Porta Venezia) y atravesé Porta Venezia para recoger la maleta y dirigirme a la Stazione Centrale, donde en el andén 21, como curiosidad, se encuentra lo que era antigua Sala Reale, una sala de espera habilitada en su momento para la familia Saboya y su corte. 


Tras picar algo en la estación y coger el autobús de vuelta al aeropuerto de Bérgamo, finalicé mi escapada a Milán de 48 horas.

 

 

Consejos de Viaje

 

Sé que muchos de vosotros sois partidarios de contratar una excursión o realizar un Free Tour a la llegada a un destino para más tarde disfrutar tranquilamente de él. Así que aquí os dejo una buena opción en español para que conozcais a fondo Milán de forma sencilla y económica.

 

 

Avión

 

Muchas compañías de bajo coste tienen trayectos directos al aeropuerto de Milán Bérgamo. Si además tenéis la posibilidad de que vuestra escapada no caiga estrictamente en fin de semana el precio será mucho más económico. El mío fue de domingo a martes y me costó 38€ ida y vuelta con Ryanair.

Cuanto antes saquéis los billetes más baratos os saldrán.

 

Alojamiento

 

Alojarse en Milán no es nada barato, y hay que tener mucho ojo para encontrar un alojamiento que siendo económico también sea decente.

 

Lo ideal es buscar en buscadores de hoteles aquellos que, aún sin estar en pleno centro de la ciudad, tengan linea directa de metro y tranvía cerca. Esto bajará el precio considerablemente. Una buena zona es la que está a los alrededores de la Estación Centrale.

 

Yo me alojé en el Hotel Demidoff de tres estrellas, junto a la parada de metro Lima, a cuatro paradas de la Plaza del Duomo, y acerté totalmente. El hotel era bonito, muy cómodo, limpio y bastante económico: 100 euros por dos noches en habitación individal (que suelen ser más caras que las dobles) y con desayuno incluido. 

 

Si no os importa compartir habitación, os recomiendo Babila Hostel. Está muy cerca del centro a pié, es muy económico y el lugar en sí es una maravilla.

 

Recordad que cuando paguéis se os sumará las tasa municipal. Yo pagué 4 euros por noche.

 

Traslado del aeropuerto de Bérgamo a Milán

 

Lo más económico es ir en autobús directo con compañías como Terravision y Orio Shuttle por 5€ el trayecto o 9€ ida y vuelta. Se coge en la salida de autobuses del aeropuerto (muy bien indicado) y en unos 50 minutos llega a la Estación Central de tren de Milán. Si compráis los billetes por la web, no os preocupéis si no llegáis a la hora indicada, se puede coger los siguientes autobuses con ese mismo billete.

 

Otra opción es coger un taxi por unos 90-100 euros de media y tarda aproximadamente lo mismo que el autobús.

 

Metro, autobús y tranvía

 

Si os alojáis en el centro de Milán, se puede ir prácticamente a todos lados caminando. Pero si no es el caso o sois más bien perezosos, el transporte público en Milán funciona muy bien. Os doy varias opciones según el viaje.

 

- Billete sencillo: Cuesta 1,50€ y dura 90 minutos desde su adquisición.

- Billete de 10 viajes: Cuesta 13,80€ (Cuidado con este billete porque no puede ser utilizado por varias personas)

 

- Abono de 24 o 48 horas: Cuestan 4,50€ y 8,25€ respectivamente, y se pueden utilizar hasta las 24 o 48 horas después de su validación (primer viaje). 

 

El horario del metro salvo festivos nacionales es de 6:00 a 00:30. El del tranvía de 4:30 a 2:30. Y los autobuses transitan de 5:30 a 2:30 dependiendo de la linea.

 

Os dejo la web de disfrutamilan.com de donde saqué esta información sobre el transporte en Milán y alguna otra información que me vino muy bien.

 

Comer y cenar en Milán

 

Aparte de lo ya comentado en la guía de viaje, lo más característico y que recomiendo muchísimo es aprovechar la hora del "Aperitivo milanés". Se sirve a partir de las 17:00-18:00 dependiendo el lugar y la época del año en la mayoría de establecimientos de la ciudad; ya sea una cafetería, restaurante, hotel, terraza de moda... o incluso en una panadería o algún pub.

Suele tener un precio en torno a los 8-10 euros que incluye una bebida a elegir y una barra libre de platos colocados en la misma barra del establecimiento.

 

Por lo demás, Milán es una ciudad con una cultura gastronómica riquísima que os apasionará. Obligado probar su panzerotti, la deliciosa pizza italiana, el risotto milanés, el gelato y un buen limoncello.

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